No faltan estrellas de alto precio en la Premier League, pero el valor de las estrellas británicas ha generado controversia en repetidas ocasiones. Palmer, del Chelsea, y Foden, del Manchester City, valen cada uno 130 millones de euros, incluso más que Pedri, el centro del campo del Barcelona (120 millones de euros). Sin embargo, su rendimiento es difícil de igualar.
Palmer, con la Equipación Chelsea Niños número 20, cayó rápidamente en el olvido tras el brillo del comienzo de la temporada, sumiéndose en una sequía goleadora de tres meses con solo tres asistencias. Su hábito de disparar a diestro y siniestro ha provocado repetidamente suspiros en las gradas de Stamford Bridge. Y Foden, con la Camiseta Manchester City, también se ha desplomado, con solo una asistencia desde enero, y las lesiones lo han convertido en suplente. Obviamente, semejante rendimiento no está a la altura del valor de las grandes estrellas.
No es ningún secreto que el valor de los jugadores ingleses está inflado. El valor comercial de la Premier League y los fichajes premium de los mejores clubes han impulsado sus valoraciones de mercado. Pero la burbuja acabará estallando, y si el rendimiento sigue siendo flojo, estas estrellas británicas acabarán cayendo. Mientras el español Pedri interpreta el valor fundamental del mediocampo con su preciso pase, estas estrellas británicas luchan por progresar en el desajuste entre su valor y su fuerza. Este fenómeno no solo es consecuencia de la prosperidad de la Premier League, sino también una advertencia de que el frenesí del capital puede eclipsar la esencia del fútbol; después de todo, lo más conmovedor en el campo verde siempre es el puro deseo de victoria, no el juego digital en los estados financieros.